Las lentes de contacto se han convertido en una de las alternativas más prácticas a las gafas para corregir determinados problemas de visión. Pero una de las dudas más habituales de los papás a la hora de cuidar la salud visual de los niños, es a partir de qué edad pueden comenzar a utilizar lentes de contacto.
Muy cómodas y seguras de llevar, cada vez son más comunes las lentillas para niños, adaptadas a las necesidades de los más pequeños de la casa.
Muchos niños necesitan llevar gafas desde bien pequeños para poder ver correctamente y es probable que, si tienes hijos y estos usan gafas, te hayas planteado alguna vez si es posible el uso de lentes de contacto en niños.
Las gafas no son del todo compatibles con determinadas actividades, como puede ser la práctica de algún deporte, pasar el tiempo al aire libre o simplemente porque no se sienten cómodos utilizando gafas, y es por eso que hay veces que nos encontramos perdidos a la hora de la gran decisión, ¿le ponemos lentes de contacto a nuestro hijo o no?
En los últimos años se ha desmentido un mito muy común que hacía creer que, las lentillas, interferían de forma negativa en el desarrollo del ojo de los niños.
Los ojos de los niños, al igual que los de los adultos, están perfectamente preparados para tolerar el uso de lentillas desde una edad bien temprana. Aunque, del mismo modo que sucede con las gafas, sí que requieren un cuidado especial.
El uso de lentillas precisa de una correcta manipulación e higiene para evitar cualquier tipo de infección o daños oculares. Por este motivo no es cuestión de edad, si no de que los niños sean capaces de mantener una disciplina constante para que sus ojitos no sufran. Es importante que entiendan que deben lavarse las manos al ponérselas y quitárselas, no perderlas, utilizar adecuadamente el líquido para mantenerlas en un estado óptimo, etc.
Con las lentes de contacto para niños, estos se encontrarán mucho más libres. Si estás seguro de que aún no es lo suficientemente responsable, habrá que esperar antes de realizar el cambio. Y es que el problema no resulta solo en cuanto a la inversión en las lentillas, un mal uso puede provocar infecciones si no se tiene la higiene adecuada.
Al no cumplirse adecuadamente los procedimientos de limpieza y uso de las lentillas, tanto los adultos, adolescentes o niños pueden sufrir cualquier tipo de complicación ocular. Entre estos problemas destacan la conjuntivitis, sequedad ocular, o en el peor de los casos, la formación de úlcera o herida en la córnea.
Según los expertos, el ojo de los niños está preparado para tolerar las lentillas a diario a partir de los 6 a 8 años de edad. Ello dependerá de las características de cada ojo, para lo cuál siempre se hace una prueba por parte de un experto en oftalmología pediátrica o en su caso, un óptico especializado.
Si tras probar el uso de lentes de contacto, el ojo del niño o niña las acepta, es posible seguir adelante con el proceso. A partir de ahí, los niños tendrán que aprender y llevar a cabo sus rutinas de mantenimiento, con el fin de limitar el riesgo de infecciones. El apoyo y la confianza les llevará rápidamente a incluir esta novedad en sus rutinas.
Las lentes de contacto son una maravillosa alternativa a las gafas, ya que les aportará mucha más libertad sin el miedo a que se les rompan los cristales mientras juegan o hacen deporte.
Además, el uso de lentillas, mejoran la visión periférica, porque el ojo llega correctamente a los laterales, lo que, por desgracia, no sucede con las gafas.
Si finalmente te decides por el cambio, es importante tener algo de paciencia y sobre todo estar pendiente de los peques de la casa. Es probable que los primeros días no sepa qué hacer con ellas y requerirá de la ayuda de los papás para hacer un buen uso de ellas.
Para asegurar esto, hay algunas recomendaciones que los padres debemos tener en cuenta:
• Sigue en todo momento las recomendaciones del especialista.
• Adapta el tipo de lentillas que mejor se adecúa a las necesidades de cada niño o niña.
• Sobre todo al principio, vigila que tu hijo o hija siga las normas básicas de higiene para el uso de lentillas.
• Vigila la salud ocular de los niños con frecuencia, acudiendo al oculista o al médico oftalmólogo.
• No dejes que tu hijo abuse de las lentillas. Estas se deben usar en situaciones puntuales, combinándolo con el uso de gafas.
• Las lentillas no se deben usar en la ducha, piscinas o en la playa, ya que existe mayor riesgo de infecciones oculares. En caso de que sea necesario su uso bajo agua, es recomendable recurrir a lentillas de un solo uso, y utilizar gafas de buceo para proteger los ojos al máximo.
• Nunca se debe dormir con las lentes de contacto puestas, a no ser que el médico indique lo contrario.
• Es imprescindible adquirir las lentes de contacto en establecimientos de confianza, invirtiendo en marcas de calidad.
• Las lágrimas artificiales pueden ayudar a combatir la sequedad ocular, refrescando los ojos y limpiando las lentillas sin necesidad de retirarlas.